Tipos de hernia en perros, síntomas y tratamiento

Las hernias no son solo cosa de humanos, los animales también pueden padecerlas. En este artículo te hablamos de las clases de hernia en perros, sus síntomas y cómo tratarlas para que siempre puedas proporcionarle los mejores cuidados a tu compañero.

¿QUÉ ES UNA HERNIA?

Una hernia, en perros y en personas, es una protuberancia provocada porque un trozo de tejido de un órgano ha salido de su posición habitual.

Existen hernias de distintas clases y de mayor o menor gravedad, pero todas son molestas y dolorosas. Así que, si crees que tu perro puede tener una, es importante que acudas a tu veterinario de confianza para que pueda explorarlo y recomendarle el  mejor tratamiento para su caso. 

TIPOS DE HERNIA EN PERROS, SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO

Las hernias en perros se pueden clasificar en cuatro categorías principales:

HERNIAS UMBILICALES

Esta es la clase de hernia en perros más común y se localiza en la tripa del animal, más concretamente en la zona del ombligo. Es frecuente tanto en cachorros como en adultos y, si tu compañero tiene una, seguramente puedas notarle un pequeño bulto.

Las posibles causas son varias: las hernias umbilicales congénitas aparecen en el momento del nacimiento, mientras que las adquiridas suelen ser provocadas, cuando ya son más mayores, a causa de algún golpe.

Este tipo de hernia en perros solo necesita intervención quirúrgica si su tamaño es grande. Mientras sea pequeña, el veterinario puede reducirla apretando con el dedo y sin necesidad de pasar por quirófano. Pero, sea como sea, es una dolencia que debe controlarse, ya que si la hernia se estrangula es un peligro para la vida de la mascota. 

En cualquier caso, si notas algún bulto en tu compañero, no dudes en llamar a tu veterinario de confianza para que lo examine y diagnostique si es una hernia o no y cómo debe tratarse.

HERNIAS INGUINALES

Cuando existe una debilidad en los músculos de la zona inguinal, se puede producir este tipo de hernia en perros. Las hay de dos clases: las pequeñas, que pueden reducirse y cuyo contenido es grasa o revestimiento intestinal, y las de mayor tamaño, que requieren cirugía.

Sus síntomas habituales incluyen la inflamación de la zona, dolor, apatía, falta de apetito, vómitos y micciones asiduas. Aunque, si en la hernia de tu perro lo que está afectado son los vasos sanguíneos, también tendrá fiebre y letargia. En tal caso, debes acudir al veterinario con la máxima urgencia, ya que puede producirse un fallo renal o hepático fatal en tan solo 24 horas.

Es el veterinario quien debe decidir el tratamiento de una hernia inguinal, según el tipo y el estado de la misma.

HERNIAS DIAFRAGMÁTICAS

Esta hernia en perros, que aparece cuando el contenido abdominal invade la cavidad torácica y oprime los pulmones y el corazón, puede ser muy peligrosa.

Sus síntomas son diversos dependiendo de la gravedad del caso, pero generalmente se manifiesta con disnea, tos, dolor, apatía y falta de apetito, además de sonidos intestinales en el tórax, que son un signo clave para el diagnóstico.

Si tu perro tiene una hernia diafragmática, necesitará una intervención quirúrgica.

  

HERNIAS DE DISCO

Estas hernias en perros afectan a su columna vertebral y, como consecuencia, a su movilidad, sobre todo de las extremidades posteriores. Los síntomas que puedes detectar si tu perro la padece son dificultades de coordinación, dolor, falta de equilibrio, pérdida de fuerza y de tono muscular, que arquee la espalda y mantenga la cabeza baja y que no quiera andar.

Si detectas alguno de estos signos, es muy importante que llames a tu veterinario. Él realizará las pruebas necesarias para comprobar si tu perro sufre una hernia discal y, en caso afirmativo, según su gravedad, te aconsejará cómo tratarla.

Hay dos posibles tratamientos para estas hernias en perros. El primero consiste en la extirpación, mediante una cirugía, del material discal herniado. El segundo se centra en aliviar los síntomas sin tratar la hernia en sí.

En definitiva, cualquier tipo de hernia en perros requiere atención profesional. Como siempre, un diagnóstico precoz es esencial para evitar problemas mayores así que, si observas que tu compañero cambia su comportamiento, se mueve menos o tiene algún bulto, no dudes en consultar con tu veterinario cuanto antes.

 

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