¿Cómo saber si mi perro tiene fiebre?
La fiebre en perros puede aparecer por múltiples causas. Como nos ocurre a nosotros, se trata de una manifestación que indica que los mecanismos del organismo se han activado frente a unos agentes causales. La temperatura normal de un perro adulto oscila entre los 37,8 grados y los 39,2 grados, así que cuando esa temperatura sobrepasa ese rango, estaríamos ante el llamado síndrome febril o fiebre. Aunque estos valores pueden variar en función de la edad, la raza o las características individuales de cada perro.
Entonces, ¿deberías preocuparte si tu perro presenta fiebre? Depende de la elevación de la temperatura, de qué la produce y de los síntomas asociados a posibles enfermedades. Por tanto, es importante hacer una valoración adecuada que permita distinguir aquellas situaciones que requieren una actuación rápida de las que no.
FIEBRE EN PERROS: MECANISMOS DE ACCIÓN Y CAUSAS
La termorregulación es la encargada de que nuestra temperatura corporal se encuentre dentro de un rango constante y en equilibrio. También le pasa a nuestros perros. Cuando esa temperatura sobrepasa ese rango, estaríamos ante el llamado síndrome febril o fiebre. La temperatura normal de un perro adulto oscila entre los 37,8 grados y los 39,2 grados. Aunque estos valores pueden variar en función de la edad, la raza o las características individuales de cada perro. Por ejemplo: los cachorros recién nacidos tienen una temperatura que oscila entre los 34,4 grados y los 36,1 grados, mientras que en los que ya tienen cuatro semanas aumenta a unos 37,8 grados.
El hipotálamo es el área del cerebro donde se encuentra este termorregulador del cuerpo y es el encargado de activar ese mecanismo de compensación según la situación. Por ejemplo:
Cuando la temperatura corporal está por encima de lo normal, se activan los mecanismos de disipación del calor: el jadeo, la vasodilatación, los cambios posturales y la transpiración contribuyen a disminuir la temperatura corporal.
Cuando la temperatura corporal está por debajo de lo normal, se activan los mecanismos de producción de calor: el incremento de la actividad muscular (temblores) y del metabolismo, así como la vasoconstricción, la piloerección o los cambios posturales, ayudan a aumentar la temperatura corporal.
Causas de fiebre en perros más comunes
La aparición de la fiebre en perros puede estar causada por agentes externos de origen microbiano (virus, bacterias, hongos, levaduras) o no microbiano (hormonas, medicamentos, inmunocomplejos, temperatura ambiente). Estos agentes externos forman sustancias internas denominadas citoquinas que dan lugar a una respuesta del sistema inmunológico. Es decir, modifican la temperatura de referencia y la aumentan. El objetivo del sistema inmunológico es eliminar del organismo esos agentes patógenos activando los mecanismos de producción de calor. Una vez que lo consigue, la temperatura vuelve a su rango normal.
¿CÓMO SABER SI MI PERRO TIENE FIEBRE?
Un perro en estado febril, además de tener una temperatura corporal elevada (por encima de 39,7ºC), puede presentar otros síntomas:
Estado general de apatía, letargia y somnolencia
Ojos acuosos o nublados
Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria
Escalofríos
Jadeo
Pérdida de apetito y sed (anorexia y deshidratación)
Debilidad y pérdida de la condición corporal
Debilidad general
Convulsiones o shock
Síntomas característicos de una enfermedad como tos, vómitos, diarrea, hemorragias, etc.
¿CÓMO ACTUAR SI MI PERRO TIENE FIEBRE?
Durante los procesos febriles no es recomendable intentar disminuir la temperatura de una manera drástica, ya que puede empeorar el cuadro clínico de la enfermedad. Sin embargo, puede ser útil tener en cuenta los siguientes consejos:
Hacer una visita al centro veterinario lo antes posible, ya que en caso de que la temperatura no disminuya, será el profesional quien le recetará la medicación adecuada.
Aplicar paños humedecidos con agua templada en zonas como las ingles, las axilas, orejas o el abdomen.
Es recomendable mojarle de forma progresiva el resto del cuerpo y acomodarlo en un lugar fresco, cómodo y a poder ser, que corra el aire, contribuyendo a bajar su temperatura... Otro método es utilizar una compresa fría y situarla en su torso.
Intenta que se hidrate y beba en pequeñas cantidades, situando boles de agua en distintas partes de casa para facilitarle la toma.
¡Jamás le des medicación pensada para humanos! Ni ibuprofeno ni paracetamol, dichos fármacos podrían resultarle tóxicos.
Por otra parte, es importante distinguir un proceso febril con la denominada hipertermia no febril. La elevación de la temperatura corporal está presente en ambas, pero las causas y las consecuencias son diferentes.
¿CÓMO TOMAR LA TEMPERATURA A UN PERRO?
Si crees que tu perro tiene fiebre, la mejor forma de comprobarlo es midiendo su temperatura rectal con la ayuda de un termómetro digital. Es importante que tu compañero esté tranquilo y que lo hagas de forma calmada y pausada para que no se asuste. Lo más importante sobre cómo tomar la temperatura a tu perro es el tipo de termómetro a usar.
Es imprescindible que se trate de un termómetro digital especial para introducir por vía rectal, que son más flexibles. Es de vital importancia que no utilices, bajo ningún concepto, un termómetro convencional de mercurio, ya que podría romperse.
Otros parámetros como notar la nariz caliente o reseca no resultan nada fiables. Si necesitas ayuda, puedes pedirle a tu veterinario que te muestre cómo se hace esta comprobación.
En perros, una temperatura de 39,3 grados hasta 40,5 grados se considera leve o moderada. Mientras que se trata de una fiebre alta cuando la temperatura ronda entre los 40,5 grados y los 41,6 grados.
Si no aparecen otros síntomas, observa la evolución de tu perro durante 2-3 días y asegúrate de que tiene un correcto aporte nutricional y está bien hidratado.
Sin embargo, si se trata de un síndrome febril prolongado y con altas temperaturas u otros síntomas, la salud de nuestro perro puede estar en riesgo. Entonces una visita al veterinario está más que justificada.
Cuando la temperatura corporal de nuestro perro es superior a los 41,6 grados, estamos ante una hipertermia. Se trata de una situación de extrema urgencia debido a que esas temperaturas tan altas pueden causar daños irreversibles en las estructuras y funciones celulares. Esto puede comprometer la vida de nuestro perro. Algunos ejemplos de hipertermia son: un golpe de calor, el síndrome del braquicefálico, el estatus epiléptico o desórdenes metabólicos como el hipertiroidismo.
Al contrario que en los cuadros febriles, en los casos de hipertermia no febril el objetivo es favorecer la transferencia de calor con un enfriamiento rápido y eficaz, en estos casos se debe acudir al veterinario de manera urgente. Los baños de agua fría con manguera o usar corrientes de aire o ventiladores, pueden dar buenos resultados. Sin embargo, es importante que acudas al veterinario lo antes posible.
La fiebre en perros es un mecanismo defensivo del organismo, por lo que debe valorarse su utilidad. Sin embargo, en caso de duda, es recomendable contactar con nuestro veterinario para que nos guíe de manera adecuada y no pongamos en riesgo la salud de nuestro perro. Por otra parte, en ningún caso se deben administrar fármacos de medicina humana a un perro sin la supervisión de un veterinario. Las dosis y la metabolización de estos es diferente en los perros, por lo que las consecuencias podrían ser irreversibles.