Mi perro no come: qué hacer cuando tu perro no quiere comer

Si tu perro tiene falta de apetito puede ser la primera señal de que algo no funciona: puede que exista alguna causa orgánica o alguna patología de origen mecánico. Para descartar opciones graves es importante analizar en qué circunstancias se encuentra tu perro y cuál puede ser la causante de que no quiera comer. En este artículo, titulado “Mi perro no come: qué hacer cuando el perro no quiere comer” , te contamos algunas posibles causas y recomendaciones a llevar a cabo.

MI PERRO NO COME: ¿POR QUÉ NO TIENE HAMBRE?

Tanto en humanos como en otros animales, la falta de ingestión de alimentos por la pérdida total del apetito se denomina anorexia. Si crees que tu perro puede estar desarrollando anorexia es fundamental analizar los factores que lo rodean:

  • nutricionales

     

  • sensoriales

     

  • experiencias previas

     

  • episodios de estrés

     

Una vez analizado su entorno y descartadas estas opciones, se analizarán las posibles causas de por qué el perro no quiere comer. 

 

Causas orgánicas

Enfermedades sistémicas

“Mi perro no come, se trata de una enfermedad grave”: quizás hayas tenido este pensamiento alguna vez. No debes alarmarte, pero es posible que haya alguna causa orgánica tras la falta de apetito. Podríamos estar ante enfermedades metabólicas, infecciosas, inflamatorias o neoplásicas.

 

En estos casos, es importante prestar atención a otros síntomas que pueden revelarnos si se trata de una anorexia causada por una enfermedad sistémica, como por ejemplo:

  • apatía

     

  • disminución de la actividad

     

  • fiebre

     

  • vómitos/diarrea

     

     

  • pérdida de peso

     

Una patología inflamatoria bastante común que puede conllevar una falta de apetito en tu perro es la anosmia: se trata de una disminución del sentido del olfato debido a una inflamación que afecta directamente a la mucosa nasal.

Patologías de tipo mecánico

Cuando hablamos de patologías de tipo mecánico nos referimos a traumatismos faciales, dentales, craneales… O incluso objetos obstruidos en la cavidad oral, en el estómago o tracto digestivo. En estos casos se sucede un tipo de anorexia denominada pseudoanorexia: en este caso puede que tu perro tenga interés por comer pero, físicamente, hay algo que se lo impide. Es decir, tu perro quiere comer pero no puede.

 

Patologías sistémicas 

Para descartar enfermedades de causas orgánicas o mecánicas es imprescindible analizar el entorno y ver si la falta de apetito de tu perro va acompañada de otros signos de enfermedad. Así, es fundamental acudir al centro veterinario para diagnosticar y resolver la patología.

Causas externas

 

Causas alimentarias

Los niveles de apetito de los perros varían dependiendo de algunos factores: en ocasiones, a predisposiciones innatas, a la palatabilidad o a experiencias previas.

 

A veces, los perros relacionan cierto alimento con alguna experiencia negativa o situación desagradable y lo rechazan de manera tajante. Otras veces, simplemente, el perro puede decidir no comer porque la comida no le resulta lo suficientemente apetecible. Existe también el caso de que el perro sufra neofobia: rechazo a alimentos nuevos y desconocidos. Deberás analizar el ambiente y la relación que tiene tu perro con la comida para averiguar la falta de su inapetencia.

 

Factores estresantes

Que el estrés sea un factor que derive en la falta de apetito es algo más habitual en los gatos que en los perros, pero podría ocurrir que tu perro manifieste anorexia, disminución de la actividad, depresión u otras alteraciones de su conducta habitual debido a situaciones de estrés.

 

Por otra parte, cambios ambientales como cambios de temperatura o épocas de celo también pueden ser los culpables de que tu perro no quiera comer.

 

Mi perro no come: recomendaciones ante causas externas

En el caso de las causas alimentarias es recomendable que motives y estimules el apetito de tu perro. Esto lo conseguirás incorporando alimentos húmedos, alimentos naturales o snacks por ejemplo. Los alimentos húmedos suele ser más palatable, más aromático y, además, se digiere más fácilmente. Otra posibilidad es que al principio tu perro lo rechace por estar demasiado frío: prueba a calentarla ligeramente y verás cómo recupera el interés por la comida. No obstante, evita hacer cambios bruscos en su dieta: las modificaciones en la alimentación de los perros debe ser siempre paulatina y progresiva.

 

En cuanto a los factores estresantes la recomendación es el sentido común: analiza el comportamiento de tu perro y vigila cómo cambia su comportamiento ante alguna situación concreta. Así, podrás identificar cuál es el foco del estrés y ponerle remedio. Si estás ante momentos inevitables y que le generan estrés a tu perro, puedes probar acudiendo a un especialista de comportamiento canino para que te dé algunas pautas y sobrellevar mejor estos episodios.

Tras analizar las posibles causas cuando nos hacemos la pregunta: “mi perro no come, ¿por qué no tiene hambre? En esta situación es importante determinar la causa e intentar que vuelva a comer lo antes posible, ya que no comer puede acarrear problemas mayores. Ante cualquier duda, pide ayuda veterinaria, ofrécele una alimentación rica y saludable y reduce sus posibilidades de enfermedades con una correcta pauta de vacunación y desparasitación. 

Mar Campmany
Cirugía

Artículos que te
pueden interesar