Síntomas de un gato resfriado y cómo tratarlo
Un gato resfriado es un gato con una inflamación en las vías respiratorias que presenta síntomas muy variados, entre ellos tos, estornudos y secreciones nasales o en los ojos.
CATARRO EN GATOS: QUÉ PUEDE CAUSAR QUE TU GATO ESTÉ RESFRIADO
Puede que tu gato esté resfriado por culpa de un virus que haya infectado su sistema respiratorio, como el Calicivirus y el Herpesvirus, que son los responsables de la denominada gripe felina. Además, otras bacterias también pueden estar implicadas en el problema, causando, a menudo, infecciones secundarias que complican el resfriado del gato.
También existen numerosos factores ambientales, alérgicos o desconocidos que pueden hacer que tu gato se resfríe con más facilidad o que la enfermedad se agrave. Entre las causas de naturaleza ambiental se encuentran factores como la ventilación de su hábitat, la humedad, la temperatura o los irritantes ambientales, mientras que una de las causas alérgicas más comunes es el asma bronquial.
Además, un gato resfriado puede contagiar a los demás. El contagio de los gatos resfriados se produce de forma directa por contacto con otros felinos infectados, ya estén resfriados en ese momento o sean portadores del virus o la bacteria. La enfermedad se transmite mediante las secreciones nasales, las lágrimas o la saliva, o de forma indirecta a través de la ropa, comederos u otros objetos contaminados.
Tanto los gatos jóvenes, como los muy mayores, los estresados o aquellos que no han sido vacunados tienden a resfriarse de forma más frecuente e intensa, ya que su sistema inmunitario es menos fuerte.
LOS SÍNTOMAS DE UN GATO RESFRIADO
Los síntomas de un gato resfriado varían, fundamentalmente, en función de tres factores: el agente infeccioso, el estado inmunológico del gato y la presentación de otras enfermedades al mismo tiempo. Por lo tanto, no todos los gatos resfriados presentarán los mismos signos ni lo harán con la misma intensidad.
Por lo general, los signos y síntomas de un gato resfriado pueden ser:
De tipo respiratorio:
Estornudos persistentes.
Rinitis y sinusitis: estos problemas en la cavidad nasal y los senos son frecuentes y causan secreciones nasales (rinorrea), que suelen salir por los dos lados de la nariz y tener el aspecto de un líquido parecido al agua.
Conjuntivitis: la inflamación de los ojos, acompañada también de secreción, puede aparecer en un gato resfriado.
Respiración bucal: si tu gato padece este síntoma, observarás que respira por la boca.
Tos.
De tipo generalizado:
Fiebre entre leve y moderada.
Letargia y apatía.
Pérdida de apetito, anorexia y pérdida de peso.
Si tu gato tiene un resfriado más grave o se le ha complicado, puede presentar también estos síntomas:
Ruidos respiratorios como una tos más profunda o un sonido agudo al respirar (sibilancias) o dificultades respiratorias, en caso de que padezca bronquitis o neumonía.
Secreciones nasales de una consistencia más densa, incluso con presencia de sangre.
Según el causante de la enfermedad, un gato resfriado también puede tener una fiebre más alta y otros síntomas como úlceras en la boca o los ojos o gingivitis, por ejemplo.
TRATAMIENTO DE UN GATO RESFRIADO
Si tu gato está resfriado, lo primero que debes hacer es acudir al veterinario para que encuentre la causa del problema y pueda recetarle un tratamiento eficaz a tu felino. Así, en primer lugar, aliviarás sus síntomas y, lo más importante, solucionarás el problema de raíz.
En general, para tratar a un gato resfriado te recomendamos lo siguiente:
Mantén a tu felino doméstico en un estado óptimo de salud. Cubrir sus necesidades tanto físicas como psíquicas contribuye al desarrollo de un sistema inmunitario fuerte. Para ello te recomendamos ofrecerle una alimentación adaptada a sus necesidades nutricionales, enriquecer su ambiente tanto como puedas y tratarlo correctamente, respetando su modo de comunicarse y las rutinas propias de su especie.
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Realiza un buen control higiénico y sanitario para evitar que las infecciones puedan esparcirse por el ambiente, sobre todo en las zonas donde haya otros gatos. Recuerda que los gatos sanos deben estar separados de aquellos que presenten síntomas. Te recomendamos usar comederos y bandejas de arena separadas y realizar desinfecciones frecuentemente. También es conveniente que laves y desinfectes la ropa y que te laves las manos después de tocar a un gato resfriado.
Finalmente, es fundamental que mantengas las pautas de vacunación correctamente y al día. Las vacunas estimulan el sistema inmune de tu gato y lo ayudan a luchar contra la infección para evitar la aparición de los síntomas.
Si sospechas que tu gato puede estar resfriado, no dudes en acudir al veterinario para evitar que desarrolle cualquier tipo de complicación. El resfriado en gatos no tiene por qué ser grave, pero si no lo tratas correctamente puede derivar en enfermedades importantes e incluso crónicas. Recuerda que no debes medicar a tu gato por tu cuenta y no debes darle fármacos que no estén aprobados para su uso en felinos, ya que podrías causarle problemas graves.