¿Por qué mi gato no para de maullar?
“Mi gato no para de maullar. ¿Le ocurre algo? ¿Está enfermo?” Si tu gato maúlla sin parar o lo hace de manera diferente a lo habitual, es normal que te preocupes. Pero debes saber que existen muchos motivos que pueden provocar este comportamiento.
En ocasiones, lo único que quiere el felino es llamar tu atención, aunque otras sí puede estar manifestándote algún problema. Por eso, conocer las posibles causas de que tu gato no pare de maullar es fundamental para averiguar qué puede estar pasándole. Averígualo en las siguientes líneas.
¿Por qué maullan los gatos?
El maullido es la forma sonora que usan los gatos para comunicarse con nosotros. No suelen usarla con otros de su especie ya que, entre ellos, se comunican principalmente a través del olfato.
Cuando llega un nuevo gato a tu casa, tienes que aprender desde cero a comunicarte con él y es probable que maúlle mucho porque no le comprendes. Ten paciencia, verás que poco a poco vais entendiéndolo más, hasta que llegue el momento en que prácticamente distingas el significado de cada una de sus vocalizaciones.
Razones por las que tu gato no para de maullar
En general, si tu gato quiere algo, te lo comunicará e insistirá hasta que lo consiga o, al menos, no se rendirá fácilmente. Si tu gato no para de maullar, las causas pueden ser muy variadas:
Necesidades fisiológicas: si tiene hambre o sed, frío o calor, necesita desarrollar sus conductas instintivas o su arenero está sucio y no puede realizar sus necesidades de forma limpia y cómoda, es posible que tu gato no pare de maullar hasta que arregles la situación.
Apetencias o caprichos: también es una forma de demandar tu atención cuando quiere caricias y mimos, salir o entrar de casa, jugar, tiene gula o, simplemente, ganas de interactuar contigo.
Estados emocionales: cuando tu gato siente miedo, excitación, desacuerdo, soledad o estrés, lo puede expresar maullando.
Estados de salud: cualquier problema o enfermedad que le haga sentir dolor o malestar, las alteraciones neurológicas, las intoxicaciones y otros problemas también pueden intensificar sus maullidos.
El celo: uno de los síntomas de que tu gata está en celo es que maúlla continuamente. El tipo de maullido que suelen emitir en este caso es muy característico: exagerado y prolongado.
Mi gato no para de maullar, ¿qué le sucede?
Como ves, el “mi gato no para de maullar” puede significar “a mi gato le pasa algo”. Para distinguir unas causas de otras y decidir cómo actuar, es necesario prestar atención a otros detalles:
Cambios repentinos en la forma de maullar: si tu gato empieza a maullar con más frecuencia de la normal, varía la intensidad con que lo hace, el tono o la duración (maullidos cortos o largos), es posible que esté sufriendo algún tipo de problema que debería ser valorado por su veterinario.
El lenguaje corporal: Por norma general, para entender qué quiere decir tu felino, debes observar su comportamiento. Existen expresiones corporales que pueden darte muchas pistas: levantar la zona lumbar cuando está en celo, erizar el lomo si tiene miedo o en señal de defensa, frotar el cuerpo por las superficies si tiene prurito o quiere mimos...
La edad: En gatitos pequeños, un maullido persistente, sobre todo por la noche y hasta que se adaptan a un nuevo hogar, se debe a que tienen hambre, frío o calor o a que se sienten inseguros. Aunque si la situación dura muchos días, no dudes en consultar con un veterinario. Por otro lado, los gatos de edades avanzadas pueden padecer alteraciones neurológicas o neurodegenerativas que les hagan maullar más de lo normal.
Estado de salud: Si el maullido frecuente está acompañado de alteraciones de su conducta (agresividad, apatía, quedarse quieto, esconderse, etc.), de otros síntomas (anorexia, fiebre, vómitos, diarrea…) o de un aspecto físico poco saludable (como pérdida de peso o mal estado del pelaje, entre otros) es conveniente que consultes con el especialista.
¿Cómo hacer que mi gato no maulle?
Si consideras que tu gato no maulla por algún problema de salud o algo urgente, puedes poner en práctica los siguientes consejos para que no maulle: tal vez solo necesita agua, alimento o un buen momento de juego:
Asegúrate que tenga agua limpia y fresca de manera inmediata. Recuerda que tu gato debe mantenerse hidratado.
Sírvele su alimento necesario según las especificaciones del producto y su dieta diaria.
Mantén el arenero limpio, al menos hazlo 3 veces por semana. No olvides que tu gato necesita estar en un espacio tranquilo y seguro.
Procura ignorar su maullido, es decir, no reacciones de ninguna manera. Tal vez tu gato solo está llamando tu atención o midiendo tu interés de respuesta.
Intenta dedicar más tiempo de juego y distracción durante el día, una de las razones de su maullido podría ser el estrés. Los juegos pueden mantenerlo activo y saludable.
Ten en cuenta que algunos gatos son más ruidosos que otros. Pero si tu gato no para de maullar, observas que se comporta de forma distinta y no entiendes el por qué, no te quedes con la duda. Consulta a un veterinario para que pueda hacer una valoración adecuada y buscar una solución.