Gato enfermo, ¿cómo saber si mi gato lo está?

Seguro que te sorprende saber que los gatos son grandes especialistas en el disimulo. Siempre aparentan que todo está bien y, por eso, a veces es difícil saber si están enfermos.

Si tienes un gato en casa, es normal que te preocupes por su salud y quieras saber qué síntomas o signos pueden indicar que sufre una enfermedad. Especialmente en las primeras fases, tu gato tenderá a disimular y aparentar que todo va bien. Para que puedas determinar que realmente eso es así o, por el contrario tienes, un gato enfermo, hemos preparado este artículo. El objetivo es que puedas reaccionar lo antes posible, así que ¡mucha atención a las señales!

¿CÓMO RECONOCER A UN GATO ENFERMO?

Si has observado con atención a tu gato, te habrás fijado en que es un gran cazador y un animal muy territorial. Estas dos características lo llevan a esconder cualquier atisbo de debilidad, pues demostrar que tiene menos energía puede dar ventaja a sus «enemigos». 

Por este motivo es tan importante estar atento a cualquier cambio en la conducta del gato, pues los síntomas, propiamente dichos, pasarían desapercibidos en los primeros instantes de una enfermedad felina. Algunos comportamientos que delatan a un gato enfermo son los siguientes:

  • El apetito disminuye o aumenta: como indica la lógica, un gato enfermo por lo general tendrá menos ganas de comer y se mostrará aletargado y dormilón. Sin embargo, existen las excepciones y puede haber enfermedades que favorezcan un aumento del apetito de tu gato. Dos ejemplos son el hipertiroidismo y la diabetes. En el primer caso, además, el gato se mostrará más activo y todo podría indicar que está sano y feliz.

  • Experimenta un cambio de peso: tanto si gana peso como si lo pierde, aunque coma con normalidad, es un indicio de que algo le ocurre.

  • Bebe más agua de lo normal: algunas enfermedades como la insuficiencia renal o la diabetes pueden hacer que tu gato beba mucho agua. Pero, ojo, también puede tener el mismo efecto un verano muy caluroso.

  • Sus movimientos son diferentes: si tu gato está enfermo dormirá más y lo notarás como aletargado. También podría dejar de hacer movimientos que antes sí acostumbraba a realizar, como los saltos. Es el caso de un gato mayor con artrosis al que le duele las articulaciones al saltar.

  • Es más propenso a tener accidentes fuera de la bandeja de arena: es importante que sepas que orinar o defecar fuera de la bandeja no suele ser un episodio accidental. Podría esconder alteraciones en el tracto urinario provocadas por una cistitis o un cuadro elevado de estrés.

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    Tiene comportamientos extraños: los cambios en el comportamiento también pueden hacerte sospechar. Si tu gato es muy sociable y de pronto lo observas asustado, miedoso y con tendencia a agazaparse en sus escondites es que algo le pasa.

     

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    Cambia sus costumbres de acicalamiento: como sabes, los gatos pasan gran parte de su tiempo acicalándose. Gracias a estos hábitos, mantienen su pelo limpio y brillante. Si tu gato deja de dedicar tiempo a este ritual de aseo, su pelo empezará a verse en mal estado y en su piel podrían aparecer escamas blanquecinas que recuerdan a la caspa. Este desinterés por el acicalamiento podría indicar que a tu gato le duele la boca o que tiene gingivitis.

    Si por el contrario, observas que se acicala más de lo normal, debes actuar antes de que pierda pelo por un lamido excesivo. Acicalarse de más puede indicar una alergia o la presencia de parásitos como las pulgas, pero también un exceso de lamido puede indicar dolor en esa misma zona.

     

     

¿QUÉ OTROS SÍNTOMAS MUESTRA UN GATO ENFERMO?

Es probable que los síntomas anteriores sean algo más sutiles en unos gatos que en otros. Por suerte, existen signos más reconocibles que pueden indicar que tienes a tu gato enfermo. Si los observas, no lo dudes, acude a la consulta de tu veterinario.

  • Mal aliento: es más que probable que esté causado por una gingivitis. Asociados a este síntoma podrías observar que  tu gato deja de comer o le cuesta mucho, babea o mastica solo por un lado. El mal aliento podría esconder problemas de estómago o una insuficiencia renal.

  • Vómitos o diarrea.

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    Mocos, ojos rojos —o enrojecidos—, tos: estos síntomas pueden ir de la mano con problemas respiratorios. Si observas a tu gato respirar con la boca abierta es más que probable que esté muy estresado, pero también que tenga una enfermedad respiratoria.

     

  • Cojera.

  • Encías o lengua con un color diferente: especialmente rosa pálido, azulado o amarillento.

¿QUÉ PUEDO HACER SI TENGO UN GATO ENFERMO?

Una vez que hayas constatado alguno de estos síntomas y observas un cambio de conducta en tu gato, lo mejor que puedes hacer es ir al veterinario. Puesto que los gatos son expertos en esconder los síntomas, lo mejor es sospechar ante cambios sutiles y dejar que el profesional explore a tu gato.

Cuanto antes actúes, más fácil será pautar un tratamiento y su efectividad será mayor. No lo dudes, ¡pide ayuda!

Antes de terminar este artículo, volvemos a insistir: un gato enfermo tiende a disimular los síntomas. Por eso, es muy importante que lo observes con mucha atención y que sospeches ante los pequeños cambios de conducta, podrían ser los primeros indicadores de que algo no marcha bien. Recuerda que una alimentación que se ajuste a su edad y si está o no esterilizado —como los de la gama ADVANCE—, ejercicio regular, un ambiente adecuado para él, vacunas al día, desparasitaciones periódicas y una visita al veterinario al año son las claves para mantener a tu gato sano y feliz.

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