Problemas para tragar: la disfagia

Si tu perro muestra problemas para tragar los alimentos, no lo dudes ni un minuto: es momento de llevarlo al veterinario. Pero si además rechaza la comida, actúa con aún más rapidez, porque eso significa que le resulta tan molesto tragar que prefiere no comer.

El problema que padece tu mascota se llama disfagia y, aunque generalmente está originado por una lesión o por haber ingerido un cuerpo extraño o alguna sustancia tóxica, también puede tener una causa más grave. ¿Cómo puedes darte cuenta de si tu perro tiene dificultades para tragar? Solo tienes que observarle mientras come (y observa también si no lo hace).

TIPOS DE DISFAGIA

Existen tres tipos de disfagia, dependiendo del lugar donde se origine:

BUSCANDO LA CAUSA

Una vez hayas comprobado que el animal no tenga ningún cuerpo extraño en la boca, cosa que puedes hacer en casa, debes acudir a tu veterinario para que le examine y encuentre la causa del problema y la forma de tratarlo.

No te preocupes, para saber cuál es el motivo de que tu perro tenga dificultades para tragar, por lo general bastará con una radiografía. Aunque sí es cierto que, en algunas ocasiones, puede que sea necesario realizar alguna prueba más, como por ejemplo una endoscopia.

Si tu perro rechaza la comida, no lo pienses ni 30 segundos: actúa y con rapidez, porque implica que le resulta tan molesto tragar que prefiere no comer.

¿CÓMO TRATAR LA DISFAGIA?

Si tu perro tiene problemas para tragar, lo más importante es que vayáis a tu veterinario de confianza cuanto antes. Este indicará y evaluará las pruebas que deban realizarse, elegirá el tratamiento adecuado y te dará las instrucciones a seguir.

A veces, algo tan sencillo como una alimentación líquida puede ser la solución al problema. Si se tratara de una distensión del esófago, el veterinario te dirá que ubiques su plato de comida en un lugar alto en vez de dejarlo en el suelo. O, si se tratara de una fractura de mandíbula o un cuerpo extraño, probablemente indicará una cirugía.

Sea como sea, para asegurarte de que tu perro recibe el tratamiento correcto, debe ser un profesional quien lo examine y quien te indique los pasos a seguir. Y no olvides que, aunque a tu perro le cueste tragar, es muy importante que esté siempre bien hidratado: ofrécele agua en pequeñas cantidades pero con frecuencia y, si es necesario, ayúdale a tomarla.

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