Anatomía del gato: órganos, huesos y curiosidades del cuerpo felino
¿Te has parado a pensar en que las habilidades que tiene tu gato, su instinto cazador y la necesidad de curiosear y explorar todo son posibles gracias a su anatomía? Para que no se te escape ningún detalle, en este artículo te contamos todo lo relacionado con la anatomía del gato y cómo condiciona su comportamiento.
Sigue leyendo para aprender más sobre una de las características que hace a tu gato tan especial y lo define como un animal ágil, con una precisión asombrosa para cazar sus presas y un carácter único.
Naturaleza del gato
¿Te has preguntado alguna vez por el origen del gato? Los gatos llevan a nuestro lado desde su domesticación hace 10.000 años. Durante el Neolítico, se adaptó a nuestra especie y evolucionó gracias a que se especializó en la caza de los roedores que estropeaban las cosechas.
Son una especie social. Buscan la compañía de los humanos y de otros gatos, aunque muchas veces cazan en solitario, especialmente al anochecer.
Esqueleto del gato
Los gatos son famosos por su forma de moverse. Hay un dicho popular que dice que «los gatos siempre caen de pie», porque son capaces de saltar desde grandes alturas sin hacerse daño. Además, corren muy deprisa y escapan de sus perseguidores con una facilidad asombrosa.
Todo ello es posible gracias a la anatomía del gato, especialmente a su aparato locomotor ligero y a sus articulaciones tan flexibles, que les otorgan una movilidad muy amplia.
Los gatos tienen unas patas largas en comparación con su cuerpo, con dedos pequeños terminados en uñas o garras. Las delanteras tienen cinco dedos, y las traseras tienen cuatro.
Mientras caminan, las uñas están retraídas dentro de las fundas, pero si quieren arañar las sacan.
Las palmas de las patas están recubiertas por almohadillas blandas, aunque protegidas por una gruesa capa de queratina, que facilitan que puedan caminar por todas las superficies.
La cola se sitúa al final de la columna vertebral y tiene la función de mantener el equilibrio, además de ser un elemento esencial para la comunicación.
Órganos internos del gato y su función
Aparato respiratorio de un gato
La laringe de los gatos es otro de los órganos característicos de la anatomía del gato. Son capaces de hacerla vibrar con potencia para producir el ronroneo. Además, es la encargada de emitir el maullido tan característico.
El resto de su aparato respiratorio es el encargado de transportar el aire oxigenado hasta los pulmones, donde se intercambia por el dióxido de carbono producido en el metabolismo.
Sistema circulatorio de un gato
Como el de todos los mamíferos, el sistema circulatorio del gato es el encargado de bombear la sangre para que se oxigene en los pulmones y se distribuya por todos los tejidos. Es una parte importante de la anatomía del gato.
El corazón se sitúa a la izquierda, en el tórax, entre los pulmones. Tiene cuatro cavidades, dos aurículas, que reciben la sangre, y dos ventrículos, que la bombean.
Los gatos son propensos a desarrollar enfermedades del corazón, como la miocardiopatía hipertrófica, en la que los músculos del corazón se hacen más gruesos, y la miocardiopatía dilatada, en la que las cavidades se hacen más grandes. La causa más frecuente es la deficiencia de taurina.
Aparato digestivo de un gato
El aparato digestivo del gato es corto, para digerir con rapidez los alimentos de origen animal que ingiere. Se compone de la boca, los dientes, las glándulas salivales, la faringe, el esófago, el estómago, los intestinos delgado y grueso, el páncreas y el hígado.
El gato es un animal carnívoro y cazador, y tiene una dentadura típica de animales carnívoros. Destacan los colmillos o caninos, largos y afilados, dos en la mandíbula superior y dos en la inferior, cuya función es la de desgarrar las presas. Los incisivos son muy pequeños, se encuentran en la parte frontal de la boca, y sirven para mordisquear los alimentos y ayudar en el aseo. Los molares y premolares están en los laterales de las mandíbulas y los maxilares, son afiladas y puntiagudas, y participan en la masticación de los alimentos. Los gatos adultos tienen 30 piezas dentarias, mientras que los gatitos tienen 26, que se llaman dientes de leche y que reemplazan por los definitivos.
Los gatos tienen necesidades nutricionales diferentes: por ejemplo, su dieta debe ser alta en proteínas y debe contener el aminoácido taurina, ya que no son capaces de sintetizarlo y es obligatorio que lo obtengan de la comida.
Sistema nervioso de un gato
El sistema nervioso de los gatos se compone de:
La médula espinal, que discurre protegida por la columna vertebral y se encarga de transmitir los mensajes del encéfalo y de los reflejos.
El encéfalo, cuyas partes son el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo, así como los nervios principales que surgen de ellos.
Los nervios se encargan de muchas funciones vitales del organismo, como la percepción del entorno, la emisión de señales para regular la función de todos los órganos y mantener la función normal, ordenar el movimiento y el equilibrio, la comunicación, etc.
Sistema urinario de un gato
El sistema urinario de los gatos comprende los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.
Entre todos se encargan de producir, canalizar y excretar la orina al exterior del organismo, para expulsar los productos de desecho del metabolismo, así como para controlar el volumen y la composición de los líquidos.
Los gatos son muy propensos a desarrollar problemas de las vías urinarias, por trastornos inflamatorios o desarrollo de cálculos que las obstruyen, así como la enfermedad renal crónica o infecciones del riñón.
Sistema endocrino de un gato
El sistema endocrino de los gatos está compuesto de varios tipos de glándulas y órganos que producen y secretan hormonas en el organismo. Se localizan en diversos lugares y cumplen múltiples funciones reguladoras: metabolismo, crecimiento y desarrollo, reproducción, comportamiento, función neurológica, sueño, equilibrio de líquidos, electrolitos y presión arterial, estrés, etc.
Los órganos que forman parte del sistema endocrino son el hipotálamo, la hipófisis, la tiroides, las glándulas paratiroides, las adrenales, la glándula pineal, el páncreas, las gónadas, o el hígado.
Aparato reproductor y diferencias de género
Aparato reproductor de los gatos macho
El pene del gato es, sin duda, una de las zonas más curiosas de la anatomía del gato. Los gatos machos tienen espículas duras de queratina en su pene, muy parecidas a las de la lengua. Su función es irritar la mucosa del aparato reproductor de la hembra para inducir la ovulación. Los machos, además, tienen dos testículos pequeños visibles en la parte posterior del cuerpo, por debajo del ano.
Aparato reproductor de los gatos hembra
Las gatas son ovuladoras inducidas, lo que significa que ovulan cuando copulan con el macho. Son estacionales, porque están en celo en la época del año en la que los días comienzan a crecer en horas de luz, y su gestación dura aproximadamente dos meses.
Otras diferencias anatómicas del género
Los gatos machos y hembras se diferencian observando los órganos sexuales, aunque esto no siempre es fácil. A simple vista se suelen confundir ambos sexos, sobre todo cuando son jóvenes, aunque hay algunos signos que pueden ayudar a diferenciar los que son más mayores.
Los machos tienen un tamaño corporal mayor, su cabeza es más grande en proporción con el cuerpo y, si no están esterilizados, tienen una cara grande y redondeada con grandes mejillas. Además, los machos suelen desarrollar más la bolsa primordial.
Órganos sensoriales del gato
La piel de un gato
La piel de los gatos es fina y elástica y se puede separar fácilmente del cuerpo si se coge con cuidado con un pellizco. Está recubierta de pelo, excepto en aquellas razas que de forma natural no tienen, como la esfinge.
La piel es el órgano exterior del cuerpo y sirve de protección contra el frío y el calor, así como el resto de elementos externos. En los gatos, la piel no tiene glándulas sudoríparas por todo el cuerpo como en los humanos, salvo en las almohadillas de las patas.
La lengua de un gato
Al ser carnívoros, los gatos no se ven muy atraídos por los alimentos dulces, como les sucede a otras especies, como nosotros los humanos, aunque son capaces de distinguir los sabores salado, amargo, ácido y umami.
La lengua de los gatos es importante para la ingestión de alimentos y para el aseo. Está recubierta de papilas duras que se orientan hacia atrás, que cumplen la función de arrastrar el pelo y las partículas de suciedad cuando se limpian con ella. Por eso, cuando tu gato te lame, te parece que te está pasando un papel de lija.
Los ojos y la visión felina
En cuanto a la anatomía del gato que interviene en su inmejorable visión, destacan:
Los ojos grandes en relación con el tamaño de su cuerpo. Están situados en la parte frontal de la cara, como es típico en los depredadores, para darles una visión binocular en tres dimensiones que les permite localizar con alta precisión a sus presas y a sus potenciales depredadores.
Son muy buenos en la visión nocturna gracias a la estructura de su retina, que tiene una alta proporción de conos frente a los bastones. Su pupila es singular, pues tiene forma de hendidura vertical, que se dilata ampliamente en condiciones de baja iluminación para permitirles la caza.
Los gatos tienen una membrana en el ojo llamada nictitante o tercer párpado que les proporciona una protección extra y ayuda a lubricar el ojo.
El oído y el sentido auditivo de un gato
El sentido del oído es muy importante para los gatos, pues les permite ser unos cazadores excelentes.
Los gatos tienen pabellones auriculares pequeños, triangulares y abiertos hacia el frente, que protegen el conducto auditivo.
Las orejas son muy móviles, son capaces de girarlas hasta 180°, por lo que pueden captar sonidos que proceden de todas direcciones.
Los gatos tienen una audición muy sensible y pueden oír sonidos muy lejanos, incluso con frecuencias que las personas no podemos escuchar.
El olfato de un gato y la importancia de las feromonas
Los gatos tienen un sentido del olfato muy fino alojado en la cavidad nasal, que les permite detectar por el olor a sus presas y a sus depredadores a muy largas distancias, bien para desarrollar su estrategia de caza o para huir y esconderse. También les ayuda a orientarse y encontrar el camino de vuelta a casa si se alejan mucho.
El olfato es importante para el apetito de los gatos, pues si algo no les huele bien, lo rechazan. Por el contrario, si quieres estimular a tu gato para que coma mejor, prueba a calentar ligeramente su comida para que esté tibia. El calor hace que libere mejor las partículas del alimento, haciéndolo más apetecible.
Además, los gatos tienen un órgano especializado en la captación de olores situado en el techo de la cavidad oral, entre los incisivos superiores. Se llama órgano vomeronasal y sirve para detectar las feromonas que otros gatos depositan en los elementos del entorno para comunicarse. A veces se pueden ver a los gatos arrugando el labio superior: este gesto se llama flehmen y potencia la captación de las feromonas en este órgano.
Las vibrisas y el sentido del tacto de los gatos
Los bigotes de los gatos se llaman vibrisas. Son pelos sensitivos especializados que se encuentran de forma estratégica en la cara y la cabeza. Su función es la de detectar el movimiento, sobre todo cuando se agita el aire a su alrededor.
También son importantes para la comunicación de los gatos, ya que su posición indica el estado de ánimo según se encuentren animados y curiosos hacia su entorno, si quieren mostrarse agresivos, o si exhiben dolor.
Partes externas del cuerpo del gato
Las partes externas del cuerpo del gato se dividen en la cabeza, el cuello, el tronco, las extremidades delanteras y las traseras, y la cola.
Publicado originalmente el 18 de octubre de 2021, actualizado el 29 de octubre de 2025
Preguntas frecuentes
¿Cómo se desarrolla el cuerpo de un gato desde que nace?
Los gatitos nacen indefensos y ciegos. Solo son capaces de moverse levemente y mamar de su madre. Por eso permanecen pegados a ella y todos juntos en camada para guardar el calor. Cuando cumplen dos semanas abren los ojos, que son azules porque no tienen pigmento en el iris, y empiezan a explorar su entorno. A las tres semanas comienzan a crecer los dientes, empezando por los incisivos, y las orejas se ponen de punta. A partir de las cuatro semanas crecen los colmillos y las uñas son retráctiles. Empiezan a aprender a usar la caja de arena y a jugar con juguetes, con su madre de modelo. A las seis semanas empiezan a probar el alimento sólido. Con siete semanas ya tienen todas las piezas dentales erupcionadas, les empieza a cambiar el color de los ojos y los testículos de los machos empiezan a descender. A las ocho semanas están destetados.
¿Cuál es la frecuencia cardíaca normal de un gato?
La frecuencia cardiaca de los gatos es muy rápida, entre 160 y 220 latidos por minuto.
¿Por qué los gatos vomitan bolas de pelo?
Para asearse, los gatos lamen con su lengua su capa de pelo, extendiendo la saliva para humedecerlo. Con las espículas que tienen en la superficie arrastran el pelo muerto y las partículas de suciedad, que después se tragan. Por eso, como una gran parte de pelo pasa al aparato digestivo, si no son capaces de expulsarlo con las heces, a veces necesitan vomitarlo. Para evitar que se les formen atascos digestivos, necesitan un aporte de fibra en la dieta o que se les dé jalea de malta, que estimula el peristaltismo intestinal.
¿Cómo funciona el sistema inmunológico de los gatos?
El sistema inmunitario de los gatos funciona igual que el de otros mamíferos. En la sangre circulante viajan las células especializadas en la función inmunitaria, los leucocitos, que se producen en la médula ósea. Un tipo específico, los linfocitos, produce anticuerpos en respuesta al estímulo de sustancias extrañas. Otras se encargan de engullir o fagocitar los agentes dañinos. La acción del sistema inmunitario se completa con la de otras moléculas que actúan como señales entre las células y los tejidos.
¿Cómo tienen tantos reflejos los gatos?
Los gatos son muy rápidos y tienen reflejos que los hacen ágiles. Uno de esos reflejos es el de enderezamiento, por el que son capaces de darse la vuelta, cuando están cayendo, para poner las patas debajo del cuerpo y aterrizar sobre ellas. No siempre lo consiguen, como sucede cuando se caen de una ventana abierta, y pueden hacerse mucho daño.
Por su agudo sentido de la vista y el oído, además de la sensibilidad de sus vibrisas, detectan la presencia de otros animales o personas con mucha rapidez, de tal manera que reaccionan muy rápido para huir o esconderse si no les gusta.
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