Cuando tu nuevo gato llegue a tu hogar, tu primera tarea y misión será desparasitarlo. Te quedarás tranquilo sabiendo que no padece en su cuerpo la presencia de estos molestos huéspedes, que pueden afectar negativamente a su salud. Y que, además, no hay ningún riesgo de que alguien de la familia o en la casa pueda contagiarse, especialmente los niños y ancianos.
Existen varias vías de contagio o transmisión de parásitos en los gatos. Una de ellas es a través de la leche materna, cuando los cachorros pueden ingerir las larvas de parásitos, durante la lactancia. Otra forma de contagio son los alimentos contaminados, y suele darse cuando los gatos cazan y comen ratones o pájaros. También es común la penetración de larvas a través de su piel.
Los parásitos externos se transmiten, en cambio, por contacto; como en el caso de las pulgas, cuyas sus larvas y huevos pueden encontrarse por todas partes.