Conoce el eje cerebro-intestino y su importancia
El cuerpo es una máquina increíblemente compleja, donde cada sistema está interconectado de formas que apenas comenzamos a comprender. En los últimos años, uno de los descubrimientos más fascinantes ha sido el eje cerebro-intestino. Este vínculo entre el cerebro y el sistema digestivo no solo regula procesos digestivos, sino que también influye en el estado de ánimo, el comportamiento e incluso en la salud mental. Al entender cómo funciona esta conexión, podemos mejorar La salud física y emocional de nuestros perros de maneras sorprendentes. En este artículo te explicaremos en qué consiste, cómo se regula y qué enfermedades se asocian con el eje cerebro-intestino, también en perros.
Qué es el eje cerebro-intestino
La microbiota intestinal está compuesta por millones de microorganismos, principalmente bacterias, que habitan en el intestino de tu perro. Estos pequeños organismos ayudan a mantener un sistema digestivo saludable, pero también tienen un impacto más amplio en la salud general.
Cuando ocurre un desequilibrio en las bacterias intestinales, conocido como "disbiosis", pueden aparecer diversos problemas, tanto digestivos (como diarrea o problemas crónicos) como no digestivos (alergias, obesidad, problemas renales, entre otros). En este punto es donde entra en juego el eje cerebro-intestino: una intrincada red de comunicación que vincula el intestino con el cerebro, influyendo en el comportamiento y las funciones cognitivas de tu perro.
El eje cerebro-intestino es crucial porque mantiene el equilibrio entre los procesos fisiológicos, emocionales y cognitivos. Por ejemplo, la ansiedad, el estrés y la depresión están vinculados con alteraciones en la flora intestinal, lo que nos sugiere que el cuidado del intestino es clave para mantener un buen estado mental y emocional.
¿Cómo se regula el eje cerebro-intestino?
El funcionamiento del eje cerebro-intestino está mediado por varios mecanismos que mantienen la comunicación fluida entre estos dos sistemas. Los tres principales actores en esta regulación son:
Nervios
El nervio vago actúa como el principal canal de comunicación entre el cerebro y el intestino. Transmite señales desde el intestino al cerebro sobre el estado de la digestión, el hambre o el dolor, y viceversa, enviando instrucciones desde el cerebro que afectan la motilidad intestinal o la secreción de ácidos gástricos. Este nervio desempeña un papel crucial en la regulación de las emociones, el manejo del estrés y la respuesta inflamatoria del organismo.
Hormonas
El intestino y el cerebro se comunican también a través de hormonas clave, como el cortisol, que regula la respuesta al estrés, y la serotonina, de la cual el intestino produce hasta un 90%, siendo esencial para el control del estado de ánimo, el sueño y el apetito. Las hormonas producidas en el intestino pueden afectar directamente al cerebro y viceversa.
Microbioma intestinal
Las bacterias intestinales desempeñan un papel fundamental en la regulación del eje cerebro-intestino. Estas bacterias pueden influir en la función cerebral a través de la producción de neurotransmisores, como el GABA, que afecta la calma y el estado de alerta. También tienen un papel clave en la regulación del sistema inmune, lo que puede impactar tanto en la salud física como mental.
Preservar el equilibrio en la microbiota intestinal es esencial para asegurar una buena salud cerebral. Alteraciones en el microbioma pueden desencadenar respuestas inflamatorias, lo que afecta no solo al intestino, sino también al cerebro de tu perro.
¿Qué enfermedades se asocian con el eje cerebro-intestino?
Cada vez hay más estudios que indican que las alteraciones en la comunicación entre el intestino y el cerebro pueden ser un factor que contribuye al desarrollo de diversas enfermedades tanto físicas como mentales. Algunas de las más importantes incluyen:
Trastornos gastrointestinales funcionales (TGF): enfermedades como el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) están directamente relacionadas con alteraciones en el eje cerebro-intestino. En muchos casos, la ansiedad y el estrés pueden empeorar los síntomas gastrointestinales.
Depresión y ansiedad: los pacientes, perros o humanos, que padecen trastornos gastrointestinales a menudo presentan tasas más altas de depresión y/o ansiedad. Investigaciones indican que un desequilibrio en la microbiota intestinal puede afectar la producción de neurotransmisores, lo que a su vez influye en el estado de ánimo.
Enfermedades neurodegenerativas: se está investigando el papel en humanos del eje cerebro-intestino en enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. La inflamación crónica en el intestino, promovida por un microbioma alterado, puede estar relacionada con el desarrollo de estas enfermedades, afectando la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Comportamientos problemáticos: algunos estudios también sugieren una posible conexión entre el microbioma intestinal y ciertos comportamientos en perros, señalando que una microbiota alterada puede influir en el comportamiento y las interacciones sociales de los animales.
Además, se ha encontrado que los perros mayores o aquellos con problemas neurológicos, como la meningoencefalitis, suelen presentar desequilibrios significativos en su microbiota intestinal. Esto respalda la importancia de una alimentación adecuada y una microbiota equilibrada como pilares fundamentales para el bienestar físico y mental de tu perro.
¿Quieres ayudar a tu perro a estar protegido desde el interior? ¡Empieza por una microbiota sana! La receta DE ADVANCE ACTIVE DEFENSE ayuda a las defensas de tu perro gracias a sus ingredientes científicamente probados: probióticos, prebióticos, fibras e inmunoglobulinas, que ayudarán a que su microbiota esté sana.
El eje cerebro-intestino subraya la importancia de cuidar la microbiota de tu perro para mantener no solo su salud digestiva, sino también su bienestar mental y emocional.
Bibliografía
- Burokas A, Moloney RD, Dinan TG, et al. John F Cryan. (2015) Microbiota regulation of the Mammalian gut-brain axis. Adv Appl Microbiol:91: 1-62.
- Zhu X, Han Y, Du J et al (2017). Microbiota-gut-brain axis and the central nervous system. Oncotarget; 8: 53829-53838
- Sacoor C, Marugg JD, Lima NR, et al. (2024). Gut-Brain Axis Impact on Canine Anxiety Disorders: New Challenges for Behavioral Veterinary Medicine. Vet Med Int. 2024; 2024:2856759.
Publicado originalmente el 7 de noviembre de 2024
Preguntas frecuentes sobre el eje cerebro-intestino
¿Cómo puedo mejorar la microbiota intestinal de mi perro?
Existen varias formas de mejorar y mantener el equilibrio de la microbiota de tu perro. Una dieta rica en fibras prebióticas, como las que se encuentran en ciertas frutas, vegetales y cereales, puede ser beneficiosa. Además, los suplementos de probióticos, que contienen bacterias beneficiosas, pueden ayudar a mantener una microbiota saludable. Es importante consultar con tu veterinario antes de hacer cambios en la dieta o administrar suplementos, ya que cada perro tiene necesidades diferentes.
¿El estrés puede afectar la salud intestinal de mi perro?
Sí, el estrés puede tener un impacto negativo en la salud intestinal de los perros. Cuando un perro está estresado, su cuerpo libera hormonas que pueden alterar el equilibrio de su microbiota, lo que puede llevar a problemas digestivos como diarrea o malestar estomacal. Crear un ambiente tranquilo y reducir los factores de estrés puede ayudar a proteger la salud intestinal de tu mascota.
¿Puede la actividad física influir en la salud intestinal de mi perro?
La actividad física regular puede tener un efecto positivo en la salud intestinal de tu perro. El ejercicio ayuda a estimular el tránsito intestinal y promueve un sistema digestivo saludable. Además, la actividad física reduce el estrés, lo que puede minimizar sus efectos negativos en el intestino. Asegúrate de que tu perro tenga una rutina diaria de ejercicio adecuada para su raza, tamaño y nivel de energía.